Cierto tipo de suceso se está convirtiendo desde que se abrió la temporada de caza en tan habitual en los medios de comunicación como los accidentes de tráfico: el que nos habla de víctimas mortales o gravemente heridas a consecuencia de los disparos recibidos durante jornadas cinegéticas.
Van desde octogenarios a muchachas de quince años. Unos y otras alojan en sus entrañas el plomo que iba destinado no a matarles a ellos, sino a otras especies. Pero es lo que tiene jugar con la Parca, que uno coquetea con ella y al final siempre es la muerte quien decide. En cualquier caso, parece que lo más inteligente sería no invocarla como forma de diversión.
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